Responsabilidad social empresarial

Resulta cada vez más importante que las empresas demuestren un compromiso con respecto a las comunidades en que operan. De acuerdo con un Survey de McKinsey, el 84 por ciento de las grandes empresas afirman que sus objetivos empresariales deben incluir “una contribución al concepto más amplio de bien común”, en adición a la rentabilidad para los accionistas. La Cultura es un elemento constituyente de comunidades saludables y sostenibles.

Al economista Milton Friedman se debe la célebre afirmación de que la única responsabilidad social de las empresas consiste en aumentar los beneficios, dejando que sean los accionistas los que contribuyan a la comunidad. En contraste con ello, Michael Porter y Mark Kramer discreparon de la opinión de que los objetivos económicos de una empresa compitan con sus objetivos sociales. Porter y Kramer adujeron que una compañía que es percibida apoyando la comunidad donde opera está actuando en su propio interés debido al reconocimiento que obtiene a cambio, y también por el hecho de que las empresas prosperan en un entorno social saludable. En otras palabras, aportar a la comunidad tiene un gran sentido económico.

Muchos consumidores y organizaciones de consumidores afirman en la actualidad que prefieren comprar a empresas que tienen un comportamiento responsable con respecto a las comunidades y el medio ambiente.

La implicación en la comunidad se halla estrechamente relacionada con la reputación empresarial. Las empresas poseen un fuerte interés en construir y mantener una reputación positiva, de ahí la reciente proliferación de informes de reputación. Existe una creciente expectativa de que una empresa devolverá a la sociedad, con el fin de conseguir la “licencia para operar” basada en la aceptación de sus prácticas por la comunidad. Existen estudios que sugieren que las empresas comprometidas con la responsabilidad social empresarial (RSE) obtienen mejores resultados que las que no lo están.

La mayoría de las empresas son conscientes de la importancia de implicarse con las comunidades donde operan y de demostrar responsabilidad social. Sin embargo, no todas lo son de que apoyar la Cultura sea una manera efectiva de hacerlo.

La Cultura es un elemento constituyente de comunidades saludables y sostenibles. De acuerdo con el Anuario de Estadísticas Culturales 2011, de la Secretaría de Estado de Cultura, un 30,6 por ciento de la población española visita los museos, y un 40 por ciento asiste a espectáculos de artes escénicas o musicales. Crear, representar o participar en actividades culturales es un elemento clave de nuestras vidas diarias.

Apoyando la Cultura, las empresas pueden hacer una contribución de vital importancia para la vida en sociedad. A nivel de un entorno concreto, la actividad cultural incluye clases de danza en un centro cultural, películas en el cine del barrio, librerías, bibliotecas, exposiciones, clubs de lectura, festivales, corales y grupos de teatro aficionado, bandas de música, educación musical y otras muchas formas de expresión artística.

Más allá de la amplia existencia de actividades culturales en toda sociedad, apoyar la Cultura puede ser de hecho un puente para proveer beneficios sociales. Existe un variado número de proyectos culturales que, directa o indirectamente, favorecen a grupos tales como los jóvenes, los discapacitados, los colectivos en riesgo, y que sirven de soporte para fines educativos, de salud o medioambientales.

Apoyando actividades culturales como éstas, una empresa puede hacer una contribución significativa a la sociedad y, al hacerlo, obtener un beneficio empresarial.